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El Ganador, trabajando sobre si mismo


Para convertirse en un ganador, usted solo debe actuar sobre sí mismo.

El trabajo sobre sí mismo es aquello que lo hace cambiar de creencias.
Sus creencias son lo que determinan lo que usted es. Para convertirse en una persona ganadora, usted debe cambiar sus creencias.
Para cambiar sus creencias lo mejor que usted puede hacer es definir exactamente qué es lo que usted desea ser. Y luego trabajar sobre usted mismo para convencerse de ello.
Digamos por ejemplo que usted desea ser financieramente independiente. Usted debe definir qué es lo que significa para usted ser independiente financieramente.
¿Es acaso tener un empleo que le agrade y que pague por todo lo que usted desea sin necesidad de recurrir a préstamos o donaciones de sus padres? ¿Es acaso tener un negocio propio? ¿Es acaso vivir de la renta de sus inversiones? ¿Es acaso tener un empleo desde casa? ¿Representa tener un millón de dólares en el banco?
Otro ejemplo podría ser que usted desea usted desea mejorar sus relaciones con su pareja.
Entonces usted debe definir exactamente que es lo que desea. ¿Qué significa mejorar sus relaciones?
Muchas personas no saben lo que desean de verdad. Para estas personas les recomiendo que se repitan a sí mismos:
Yo sé lo que deseo
Yo obtengo lo que deseo
Yo me enfoco en lo que deseo
Yo tengo escrito lo que deseo
Todo lo que deseo vienen a mí de forma fácil y rápida
Estas afirmaciones son simples y funciona muy bien.
Es claro que si usted desea obtener resultados extraordinarios de sus afirmaciones usted deberá construirlas de una forma más profunda, de tal forma que involucre a su mente subconsciente en el proceso.
La mejor forma de construir afirmaciones verdaderamente efectivas y que lo lleven a obtener lo que desea de forma rápida y fácil es establecer, es establecer afirmaciones en reversa.
Estas afirmaciones son tan poderosas, que todo lo que usted desee vendrá a usted de forma acelerada, porque usted las crea contando con la aprobación y apoyo de su mente subconsciente.
Escrito por Ernesto Franco
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